“Nuestro país es una comunidad de acogida y, como tal, tenemos la responsabilidad de generar bienestar y prosperidad a peruanos y extranjeros”.
Los refugiados y migrantes venezolanos que se encuentran en el Perú no solo se enfrentan a reiniciar una nueva vida en un país lejano, sino también a distintos obstáculos que les hacen la vida mucho más difícil. Para empezar, suelen ser víctimas de xenofobia y segregación. Además, se exponen a riesgos adicionales producto de la mala onda que algunos medios de comunicación se encargan de esparcir. Por supuesto, su vida en el entorno urbano es más que compleja y el acceso a la vivienda es quizá uno de los más complejos pero también se enfrentan a la falta de oportunidades laborales y a las agresiones que reciben en los espacios públicos.
La oficina de Naciones Unidas ONU Hábitat acaba de compartir –en una conferencia organizada por el Centro de Investigación Arquitectura y Ciudad (CIAC) de la PUCP– algunos resultados de un informe sobre segregación espacial y movilidad urbana que ha elaborado con datos recogidos con el Visor del Marcador de Inclusión. El Marcador de Inclusión es una herramienta desarrollada en el marco del proyecto Ciudades Incluyentes, Comunidades Solidarias (www.ciudadesincluyentes.org) y el informe será publicado próximamente. Este informe es una buena noticia pues presenta información focalizada en esta población que puede otorgar a los gobiernos locales los datos necesarios para poder diseñar políticas públicas y servicios para atender las necesidades de refugiados y migrantes pero también para procurar la buena convivencia con los residentes peruanos.
A pesar de que los datos con los que se cuenta aún no están completos, este informe recopila, organiza y territorializa la información existente y, por ello, es un insumo clave para la gestión urbana en relación a esta crisis humanitaria. Nuestro país es una comunidad de acogida y, como tal, tenemos la responsabilidad de generar bienestar y prosperidad a peruanos y extranjeros. A mí, particularmente, me preocupa la polarización que pueda surgir en el contexto de la campaña electoral municipal que ya está calentando motores ya que algunos candidatos irresponsables seguro buscarán avivar los prejuicios y perjudicarnos a todos.
Cabe indicar que las ciudades más vibrantes y prósperas suelen ser también las más diversas y, por ello, la convivencia positiva entre peruanos, migrantes y refugiados es generadora de muchísimas oportunidades. Esto es, justamente, lo que no debemos perder de vista y evitar caer en la manipulación a la que recurrirán algunos partidos. Lo importante es saber reconocer los puntos que tenemos en común y no aquellos que nos separan y así trabajar juntos para salir adelante.
Columna de opinión por Mariana Alegre, publicada en Perú21.