Por Xenia Mejía
Cada 12 de octubre se conmemora el descubrimiento de América. Sin embargo, América ya existía desde mucho antes de que Colón pisara tierras americanas en 1492. La llegada de los españoles al continente simplemente generó que el mundo occidental conociese de su existencia, mas no implicó su descubrimiento. Algo similar es lo que viene sucediendo con la crisis sanitaria y económica generada por la pandemia. Se dice que la Covid-19 ha sacado a la luz las diversas dificultades existentes en cuanto a la estructura desigual de la ciudad de Lima: viviendas inadecuadas, dificultad en el acceso a servicios, equipamiento del hogar insuficiente, por mencionar algunos puntos. No obstante, dicho penoso panorama siempre ha existido, siempre ha estado allí presente- más latente para un gran sector de la población
Como es de conocimiento, las medidas implementadas para la contención del virus implican que las personas permanezcan en sus casas el mayor tiempo posible y solo salgan a trabajar o a realizar actividades específicas. Sin embargo, lograrlo implica un gran reto al que deben enfrentarse los hogares limeños: el hacinamiento. Según información proveniente de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) 2018 realizada por el INEI, un 28% de los hogares en Lima Metropolitana se halla bajo dicha situación, es decir, alrededor de 800,655 familias limeñas viven en condiciones de hacinamiento con más de 5 miembros por hogar. De dicho número, 91 mil hogares se hallan en hacinamiento extremo (de 8 a más miembros por hogar), lo cual equivale a un 3% del total de hogares limeños (PNUD, 2020). Todo ello genera que esta población se halle más expuesta al virus y, a su vez, puede poner en riesgo su salud mental.
Asimismo, en algunas áreas de Lima se presenta una problemática de vulnerabilidad hídrica. Al respecto, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sostiene que el inadecuado acceso al agua, por ejemplo, el no acceso a la misma mediante conexión domiciliaria, coloca a los miembros del hogar frente a un mayor riesgo bajo el actual contexto, pues se dificulta el óptimo cumplimiento de las medidas sanitarias- como constante lavado de manos y demás medidas de higiene- y además, se encarece el costo del servicio, pues el agua obtenida a través de camiones cisterna resulta tener un precio más elevado que el de una red pública.
Así, en cuanto a la conexión de alcantarillado, según información proporcionada por la Enaho (2019), alrededor de un 10,7% de las familias limeñas no cuentan con una red pública de desagüe dentro de su vivienda y en promedio, un 3,13% se abastece de agua a través de camiones cisterna. Incluso algunos distritos de la periferia con gran población como Villa María del Triunfo, San Juan de Lurigancho, Puente Piedra, Ate y San Juan de Miraflores presentan tasas mucho más elevadas: 13,4%, 9,6%, 9,1%, y 7,1%, respectivamente, según datos del Censo Nacional 2017 (INEI). Esta situación resulta de suma preocupación, pues, además, estos distritos presentan a población en condiciones de pobreza, lo cual indicaría que serían doblemente vulnerables, pues son justamente los más pobres los que deben pagar más por un servicio básico como el agua.
Además, cabe precisar que otro factor que puede limitar el desempeño de los limeños menos favorecidos es el acceso a dispositivos tecnológicos y a servicios de Internet, los cuales son de gran utilidad para la nueva normalidad. En base a los datos de la Enaho 2019, un 96,4% de hogares limeños tiene por lo menos un celular, empero solo el 41,3% de ellos cuenta con acceso a Internet y un 52,7% no cuenta con computadora o laptop (INEI), lo cual dificulta enormemente tanto la educación de sus niños (educación a distancia) como las posibilidades de los otros miembros de la familia para realizar teletrabajo. Además, en muchas ocasiones son los padres los que cuentan con el acceso al dispositivo, usualmente el celular, pero ellos deben salir de su hogar para trabajar, por lo que las clases de los niños pueden verse perjudicadas. Vale, entonces, cuestionarse cuál es el futuro que se espera si es que no se le está garantizando el derecho a la educación a estos niños, dada la brecha digital existente.
Estos meses de crisis que se vienen viviendo en el Perú y en el mundo entero son clave para reflexionar sobre las condiciones de la población en una urbe tan grande como Lima principalmente en cuestiones tan prioritarias como una vivienda adecuada o el acceso a servicios. Resulta, entonces, vital diseñar políticas urbanas que mejoren el bienestar y calidad de vida de las personas más vulnerables de la ciudad, pues de no hacerlo, las brechas se harán, muy probablemente, cada vez más grandes y difíciles de cerrar.
Referencias:
- Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). (2020). Microdatos. Encuesta Nacional de Hogares. Recuperado a partir de: http://iinei.inei.gob.pe/microdatos/
- Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). (2020). Redatam. Censos Nacionales 2017: Sistema de Consulta de bases de datos. Recuperado a partir de: https://censos2017.inei.gob.pe/redatam/
- Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). (2020). Vulnerabilidades más allá de la pobreza. Recuperado a partir de: https://www.pe.undp.org/content/peru/es/home/library/poverty/vulnerabilidades–mas-alla-de-la-pobreza.html
Xenia Mejía
Estudió Economía en la PUCP y le apasionan los temas ligados al Desarrollo Sostenible y generación de evidencia para la implementación de políticas públicas. Resultó ganadora de un concurso de investigación sobre el costo del tiempo del peatón para reflejar las desigualdades urbanas existentes en el sistema de transporte.
Felicitaciones Xenia por el trabajo presentado, muy bien resumido y de interés para poder tomar medidas correctivas. Respecto al internet y a los dispositivos los municipios con el ministerio de educación deben coordinar para dar las facilidades y que los niños de esos poblados menos favorecidos puedan acceder a internet para los estudios remotos .