“Un intento por devolver los favores de los votos obtenidos a cambio de garantizar que el statu quo se mantenga”.
Así el Congreso le mete cabe al gobierno, que, para el caso de Lima y Callao, ha invertido en la Autoridad de Transporte Urbano con el objetivo precisamente de ordenar el sistema de transporte. ¿Por qué perpetuar un modelo que no sirve? ¿Qué trae congestión, pérdida de tiempo y muerte? Los conductores, por supuesto, deben procurar ser asimilados al nuevo sistema y se debe ofrecer programas de reconversión laboral para aquellos que queden fuera y para los cobradores.
Pero, ¿debemos sentir lástima por los propietarios de las rutas? ¿Por aquellos que han tenido décadas lucrando con la muerte en las pistas? ¿Por aquellos que no han hecho nada por modernizar sus rutas, por ser más fórmales y volverse sujetos de crédito? A la mayoría nunca les ha interesado. ¿Y ahora quieren que les creamos? Ni hablar.
Columna “Ciudad de M” por Mariana Alegre, Vía Perú21 aquí.