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¿Qué pasa con el Metropolitano?

By 16 de septiembre de 2020 No Comments

Desde que el Metropolitano inició sus operaciones (o debería decir su preoperación), no es inusual que aparezcan noticias sobre la continuidad del servicio o sobre el aumento del pasaje para angustia de sus usuarios. En todos los casos hemos visto un constante tira y afloja entre Protransporte y la Municipalidad de Lima con las empresas parte del consorcio que opera la troncal, los alimentadores y el sistema de recaudo de pasajes.

¿Cuál es la raíz de estos problemas? Especialistas coinciden en que el modelo bajo el cual funciona el Metropolitano nació torcido pues se basaba en un sistema que buscaba la autosostenibilidad y que, al mismo tiempo, no permitía al Estado mantener el control sobre el referido medio de transporte. Por ello, las mesas de negociación son una constante entre los operadores y el gobierno. Por supuesto, quien suele salir perdiendo somos nosotros, los pasajeros.

Ahora, en contexto de pandemia la precariedad es mayor y el Metropolitano se la ha pasado en la cuerda floja a punto de dejar de operar al no contar con ingresos suficientes. La fórmula de gestión requiere del monto que se recauda con los pasajes y, ahora que hay menos pasajeros, los costos no se estarían cubriendo. Pero, como es natural hay quienes se cuestionan si es justo que el gobierno financie el sistema y quienes exigen a los operadores asumir las pérdidas en lo que dure la pandemia.

Y es, precisamente, ahí donde tenemos el principal problema: el transporte público de pasajeros no se ha entendido nunca como un servicio esencial que nos deba ser garantizado como un derecho. Y es bajo esa premisa que se planteó la fórmula de funcionamiento del Metropolitano que hoy vemos que fracasa más que nunca. Entonces, ¿qué hacer? Lo que debe ocurrir es que, mientras el gobierno inyecte dinero para sostener la operación, deberá plantear nuevas reglas de juego para así asegurarnos de que el sistema de transporte nos ofrezca la cobertura, frecuencia, calidad, seguridad y salud que necesitamos.

De ese modo, así como la pandemia genera transformaciones radicales en nuestro modo de vivir, estos cambios también deberán ocurrir en los sistemas de la ciudad. Está claro que el modelo vigente no beneficia al ciudadano; entonces, ¿por qué insistir en mantenerlo en las mismas condiciones? El mundo ha cambiado y, con él, nuestras ciudades. No podemos pretender que el transporte se mantenga bajo la antigua normalidad. Ahora que la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) está recibiendo las competencias al 100%, esperamos recuperar nuestro transporte, Metropolitano incluido, para que sea realmente un servicio público.

Columna por Mariana Alegre en Perú21.

Foto: ANDINA/Difusión.

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