Opinion

Los 100 días (Columna en Perú 21)

By 26 de junio de 2015 No Comments

*Por Mariana Alegre.
Publicado en Perú21

¿Es posible mostrar resultados en los primeros 100 días de una gestión? ¿Es acaso tiempo suficiente para iniciar procesos y finalizarlos? Por la complejidad y burocracia pública, no. La exigencia de obras al llegar a los 100 días propicia decisiones apresuradas, acorta trámites necesarios y no garantiza, en muchos casos, un resultado óptimo.

Si lo natural y correcto es la continuidad de los servicios públicos y las acciones emprendidas en beneficio de la ciudad, entonces los primeros 100 días deberían estar concentrados en mejorar lo que está en marcha y dar los primeros pasos de las políticas y obras priorizadas. También es la oportunidad para corregir los errores pasados y dar marcha atrás en aquellas decisiones que van en contra de la calidad de vida. Esto es particularmente importante ahora que los alcaldes no podrán ser reelegidos: cada cuatro años, un nuevo grupo de autoridades asumirá el poder y el proceso de aprendizaje, largo y costoso, se perpetuará.

Considerando este escenario, propongo más que “resultados a los 100 días”, las “metas a los 100 días”. Una manera de hacerlo es incorporando el mecanismo conocido como el Plan de Metas, que es el compromiso, aprobado en Concejo, de los objetivos que una gestión municipal alcanzará en el tiempo que dure su mandato. Este instrumento –que se implementa en Sao Paulo o Córdoba– servirá de guía para la autoridad, y es sumamente útil para el control ciudadano de las políticas públicas. Además, su flexibilidad permite que sea la propia autoridad la que decide cuáles son las metas que podrá alcanzar.

Los primeros 100 días resultan claves para alinear el plan de gobierno, las promesas electorales y las condiciones que encontró el gobernante al asumir el mandato. Así, metas claras y que pueden ser medidas objetivamente son útiles para una mejor gobernanza y mayor transparencia. Solo por dar un ejemplo, la meta no es mejorar el transporte de la ciudad, sino, de manera específica: reducir en 10% el tiempo de viaje promedio.

Por último, ni la continuidad ni el Plan de Metas serán efectivos si no se encuentran bajo el paraguas de una visión de ciudad y un plan urbano. La planificación es fundamental, al igual que el conocimiento e involucramiento de los vecinos con la ciudad que se quiere tener.

Sin un norte claro, la ciudad seguirá dando tumbos, y nosotros iremos a la deriva con ella.

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