*Por Mariana Alegre.
Publicado en Perú21
“Si esta mañana salimos de casa decididos a ser ciudadanos más activos y conscientes, entonces, la ciudad entera será un mejor lugar para vivir”.
Es difícil querer a una ciudad que no te ofrece servicios públicos adecuados. Sobre la que reniegas cada vez que te ves atrapada en el tráfico o maltratada en el transporte público. Una ciudad que te genera miedo, te obliga a evitar determinados lugares por ser peligrosos y en la que no puedes confiar ni en la Policía ni en las autoridades. Una ciudad a la que no conoces bien; que es tan grande que tiene distritos por los que nunca has pasado y quizá nunca conocerás. Una ciudad desigual, injusta. Siempre habrá una razón para despreciarla; lamentablemente, muchas veces la ciudad no se merece nuestro cariño.
Pero es esta misma ciudad difícil y gris la que también nos ofrece oportunidades. En ella viven amigos y familiares nuestras redes sociales, las de la vida real. En sus parques y espacios públicos podemos divertirnos y hasta enamorarnos. Es la ciudad que nos plantea retos y nos da ideas que convertir en realidad. En ella está nuestra casa, crecen nuestros hijos y juegan nuestros nietos. Es, al fin y al cabo, la ciudad donde hacemos realidad nuestros proyectos. Donde vivimos. Donde soñamos.
Por ello es que aprovecharé este espacio para proponerles hacer el esfuerzo de ver nuestra ciudad desde un ángulo positivo. No pretendo tapar el sol con un dedo ni poner bajo la alfombra los grandes problemas que la aquejan, pero soy una convencida de que para lograr una mejor calidad de vida hay que empezar por nosotros mismos. Si esta mañana salimos de casa decididos a ser ciudadanos más activos y conscientes, entonces, la ciudad entera será un mejor lugar para vivir.
También espero generar discusión cotidiana respecto de distintos enfoques urbanos y casos exitosos: priorizar la movilidad sostenible sobre la circulación de vehículos privados; recuperar el valor de los espacios públicos y áreas verdes; mejorar la gestión de los recursos urbanos; apostar por los usos mixtos en los barrios, por la renovación urbana inclusiva, por la necesidad de incorporar y no de excluir –necesariamente– a los recicladores informales o a la venta ambulatoria, la transparencia en la gestión pública y la importancia del diseño urbano para ofrecer espacios de mayor calidad, por solo citar algunos ejemplos.
Según la última encuesta Lima Cómo Vamos, un 47.9% de limeños se siente algo o muy orgulloso de vivir en la capital. Queremos que sean más y para ello debemos transformarla, pero también debemos quererla. Esto es lo que te pido: quiere a Lima. Ella te necesita y tú a ella.