Opinión

La ciudad y la inseguridad

Son los alcaldes quienes, como gestores de la ciudad, deben tener un rol más activo y preocuparse por aquellas condiciones de desorden social que están asociadas a la aparición, reproducción y continuidad
del delito."

Wilson Hernández BreñaUniversidad de Lima

Inseguridad, crimen, armas, violencia. Palabras de este tipo nos remiten a otras supuestamente del mismo campo: policías, cárcel, condenas. Quizás ahí está el problema o la razón de por qué pensamos que gran parte del problema de seguridad ciudadana debe recaer en la Policía.

Sin dejar de reconocer que la Policía tiene un rol central en la prevención, persecución y control del delito, la exacerbación del rol policial nos ha hecho olvidar que parte importante de la agenda de las políticas de seguridad no está únicamente en esta institución, sino en un área relegada: la (configuración de la) ciudad. ¿Las ciudades producen crímenes? Sin reconocer otras influencias, las ciudades generan las condiciones para que estos aparezcan, se reproduzcan o se mantengan. No resulta raro que muchos indicadores sociales que miden la calidad de las ciudades que tenemos estén estadísticamente asociados a la victimización. En esa línea, un concepto importante es el llamado desorden social.

El desorden social reúne a las características de deterioro de la infraestructura física así como a la presencia de signos de riesgo que también aluden a un deterioro del espacio: lotes vacíos, esquinas convertidas en urinarios, calles mal iluminadas, esquinas tomadas como depósito de basura, etc. Incluso, a este deterioro algunos lo llaman deterioro moral. Si algo ha quedado sobre la famosa teoría de las ventanas rotas es que ahí donde estos signos existen, el crimen aparece.

Todo esto me sirve como introducción para la siguiente premisa: el crimen está asociado al desorden social. Medir el desorden social es una tarea compleja, pero siempre es posible aproximarse. Dadas las limitaciones de datos en el Perú, una forma de hacerlo es a través del gasto (per cápita) que cada municipalidad destina para recoger residuos sólidos. Si bien no nos permite captar todo lo que puede ser considerado como desorden social, sí nos da pistas interesantes sobre el interés (o desinterés) que cada municipalidad tiene por las condiciones mínimas de cuidado del distrito.

Esperamos que los distritos con mayor gasto de recojo de residuos sólidos (per cápita), sean los que presenten menos victimización. Y eso es lo que vemos en la Figura 1, la cual presenta información para 35 distritos de Lima Metropolitana [1].

Figura 1. Victimización y desorden social en Lima Metropolitana

Por supuesto, estos datos no son más que correlaciones. Lo importante es que el desorden
social confluye con más delitos. Y desde ahí, la Policía ya no tiene el rol central. Son los alcaldes quienes, como gestores de la ciudad, deben tener un rol más activo y preocuparse por aquellas condiciones de desorden social que están asociadas a la aparición, reproducción y continuidad del delito. No olvidemos que, además, ellos lideran los Comités Distritales de Seguridad Ciudadana.

Datos de este tipo deben llamar la atención sobre por lo menos tres aspectos.

Primero, los planes locales de seguridad ciudadana, que cada año debe realizar todo gobierno local a nivel nacional, deben tener un componente que permita identificar qué características de la configuración de la ciudad “producen” crimen. Un mapa que sirva de inventario de desorden social (y no solo de riesgos) sería muy útil.

Segundo, es importante vincular la agenda de espacios públicos, movilidad segura, rutas de transporte, limpieza pública, etc. deben ser vistos como puntos de riesgo a ser controlados.

Tercero, vincular la ciudad y la inseguridad puede ser simple, pero lo difícil es transformarlo en gestión pública. Para ello, es necesario generar las competencias en los funcionarios adecuados. Y no me refiero únicamente a los gerentes de seguridad ciudadana (usualmente, ex policías y ex militares con una visión particular de la seguridad). Urge que, por ejemplo, los gerentes de desarrollo urbano y desarrollo social entiendan la conexión de sus acciones con la expresión y represión del delito a nivel local. El problema es que en el Perú no hay ningún tipo de oferta de formación de este tipo (y eso que somos el segundo país con mayor victimización en América Latina). Lamentablemente, esto no es raro, pues la ciudad siempre ha estado divorciada (temáticamente) de la inseguridad. Ya es hora de cambiarlo.

Fuente: Hernández, Wilson (2018). Crimen en Lima: Una aproximación con datos distritales. Revista del IECOS, UNI, junio, 2018. En base a datos de Encuesta Nacional de Programas Estratégicos (2010-2016) y Registro Nacional de Municipalidades (2010-2016).

Wilson Hernández

Docente e investigador de la Universidad de Lima. Es economista de la misma casa de estudios y cuenta con un Master en Estudios Comparados de Desarrollo de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de Paris. Investiga sobre seguridad ciudadana, violencia contra las mujeres y justicia.

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